Mensaje Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos

Octubre 13, 2005

 

       “Mis pequeños, Mi Corazón está triste y lloro por todo el dolor que hay en el mundo.

       “Mis pequeñas criaturas, el Corazón de vuestra Madre Amantísima llora por las lágrimas que a vosotros os faltan por llorar en este mundo.

       “¿Cuantas veces, amados Míos, os he advertido de todo el sufrimiento que vendría para la humanidad en este tiempo?  Vosotros no escucháis; nadie escucha.  Todos cierran los oídos a las advertencias de la Justicia Divina que viene para la humanidad. 

       “Vuestra Madre sufre cuando trae las noticias de todo lo que vosotros vais a pasar por la desobediencia.  Nadie quiere ponerse las Sandalias de Mi Bien Amado para seguirlo.

       “Mi Corazón os ama y os conduce al Camino del Amor en cada aparición.  No creáis que vuestra Madre Amantísima es Honrada y Glorifica a Su Bien Amado solamente en este pequeño lugar.  Vuestra Madre os aparece en todas partes del mundo, en una pequeña hoja, en un pequeño retrato, en una roca, en una pared, en una flor.  Dondequiera, vuestra Madre viene a advertiros del Amor inmenso que el Bien Amado os tiene, pero vosotros no abrís vuestros corazones para recibir la Presencia de Jesús en vuestros corazones.

       “Vuestra Madre Amantísima os hace un Llamado en todas partes para que acudáis con vuestros Rosarios y con vuestra fe a las iglesias, al Santuario, a orar de rodillas ante el Santísimo Sacramento. 

       “Todavía Jesús no ha derramado Su Justicia,  la Justicia que tiene reservada para todos aquellos que no acuden al Llamado de Su Amado Corazón.

       “¿Vosotros veis esta agua [en la fuente]?  ¿Recordáis cuando Jesús en Samaria le pidió a la Samaritana que le calmara la sed?  Ella le respondió: ‘¿Cómo puede venir un Judío a pedirle a una Samaritana agua?’  Mi Bien Amado le dijo: ‘Si tú  supieras Quien te está pidiendo el agua, tú le pedirías a Él, y El te daría agua viva.’  Yo os aseguro que como en Samaria todos aquellos que tomen de esta agua [en la fuente] y se la pongan en los lugares que tienen sus dolencias, recibirán sanación.

       “Vuestra fe será lo que os salvará.  Si vosotros lo creéis en vuestros corazones el milagro se realizará.  Orad para que el milagro se realice en el mundo y que finalice la persecución que hay contra todos aquellos que proclaman la Palabra del Bien Amado Jesús.

       “Él Murió en la Cruz por vosotros.  Él os entregó Su Sangre, Su Piel, Su Espíritu, Su Amor en aquella Muerte vil de la Cruz, pero vosotros los hombres le dais la espalda a la Cruz que el Bien Amado os dejó para salvaros de todos los desastres que están ocurriendo y seguirán ocurriendo hasta que la tierra se purifique.

       “El Padre Celestial sacó a Su pueblo de Egipto para llevarlo a la tierra de leche y miel.  ¿Qué pasó?  ¡Que sólo dos llegaron a ella!  Dios derramó Su Mano Poderosa en aquel pueblo, incrédulo, apostata, que veía los milagros y sin embargo no creían y destruyó aquel pueblo.  Toda esa generación que no obedecía las Leyes que dejaron los profetas en las Sagradas Escrituras se quedaron en el desierto.

       “Cada hombre es responsable de cada uno de sus actos.  Dios no Castiga, pero si hace Justicia, porque es el Mayor Juez que juzgará a cada uno de vosotros por sus actos. 

       “Él os advierte que cuando ocurran las devastaciones que vendrán para el mundo, no tratéis de esconderos porque ahí donde cada uno de vosotros os escondáis, el Padre Celestial los encontrará para que le rindan cuentas.  Todos serán juzgados por cada uno de los actos que cometan.

       “Voy a terminar, pero antes quiero que la pequeña criatura [una de las voluntarias] abra las Sagradas Escrituras en Isaías, Capitulo 13, Versículos 6-13, y leed este Mensaje aquí, donde vuestra Madre Glorifica a Su Bien Amado, para que todo los que están en este lugar lo escuche:  ‘Den alaridos, porque el día del Señor está cerca, llega como un golpe del Todopoderoso.  Entonces todo el mundo dejará caer los brazos, todos perderán el valor y quedarán aterrados.  Les vendrá una angustia y un dolor tan grandes que se retorcerán como mujer de parto.  Unos a otros se mirarán asombrados y les arderá la cara de vergüenza.  Ya llega el día del Señor, día terrible, de ira y furor ardiente, que convertirá la tierra en desierto y acabará con los pecadores que hay en ella.  Las estrellas y constelaciones del cielo dejarán de dar su luz; el sol se oscurecerá apenas salga, y la luna no brillará.  El Señor dice:  “Voy a castigar al mundo por su maldad, a los malvados por sus crímenes.  Voy a terminar con la altanería de los orgullosos, voy a humillar a los soberbios e insolentes.  Voy a hacer que los hombres sean más escasos que el oro fino de Ofir.  Entonces el cielo se estremecerá y la tierra se moverá de su sitio por la ira que tendré en ese día, por mi ardiente furor.” ’

       “Soy vuestra Madre Amantísima, la Virgen Maria.  Amén.”