Mensaje Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos

Marzo 13, 2007

 

“Mis pequeñas criaturas, vuestra Madre, hijitos queridos, sufre mucho en este tiempo.  La Madre Amantísima hace mucho tiempo que viene a este mundo, traída por el Amor Infinito de Mi Hijo Amantísimo Jesús.  Vuestra Madre siempre os trae en Sus Manos las bendiciones que vosotros queréis recibir y muchos niegan ese amor que vuestra Madre Amantísima os trae por mucho tiempo. 

Vuestra Madre hoy quiere recordaros las primeras apariciones de Maria en el mundo.  Vuestra Madre siempre en los momentos críticos de la humanidad os ha traído la salvación para todas Sus criaturas en el mundo.  Vosotros no sabéis lo que viene para la humanidad déspota, incrédula, y negadora de la Verdad.  Hace mucho tiempo desde 1864, 1865, en esas primeras apariciones en la Salette, en Lourdes, en Guadalupe, en Fátima, vuestra Madre recibía a todos Sus hijos que venían de todas partes del mundo buscando la Caridad de Jesús que Ella traía en Sus Manos.  Advirtió a la humanidad en el siglo pasado que vendrían grandes catástrofes para la humanidad, grandes aberraciones para los hombres, hogares destruidos, jóvenes contaminados con drogas, enfermedades que no podrían ser curadas porque ellos mismos escogían el camino de la oscuridad.  Vuestra Madre os dijo en el siglo pasado en todas las apariciones del mundo lo que vendría para la humanidad, no sólo para la humanidad, sino también para la Iglesia.  La Iglesia son todos y cada uno de vosotros que respetáis el Bautismo donde Jesús os dio el Santo Espíritu para que cada uno de vosotros pudierais caminar con ese templo a cuestas en vuestros corazones y supieran definir donde está la Verdad y donde está la mentira. 

Os dijo vuestra Madre desde el principio del siglo pasado, que si no se consagraba Rusia a la Madre Amantísima, el mundo se vendría abajo.  Como un juego de naipe se destruiría la humanidad y poco a poco se destruiría la Iglesia.  Los sacerdotes negarían la Verdad, esconderían a los grandes profetas de este tiempo como escondieron en los siglos pasados a los profetas de la antigüedad.  Renegarían de las apariciones Marianas y ellos saben positivamente que son ciertas, que vuestra Madre es traída por el Espíritu Santo, el mismo Espíritu que envió en otros tiempos a los apóstoles para que fueran por el mundo a predicar el Evangelio a imponer las manos y sanar a los enfermos.  Vuestra Madre es Quien os ha llamado en todos los tiempos a través de ese Espíritu que se mueve entre vosotros que convertía a los apóstoles de ese tiempo y de hoy; para que predicaran lo que vendría para el mundo si el hombre no respetaba la Sangre y el Sagrado Cuerpo de Mi Bien Amado en la Eucaristía.  Hoy se profana la Eucaristía al tomarla en las manos por todo el mundo.  Los jóvenes, ancianos y niños que los enseñan a tomar en vuestras manos el Cuerpo que es ese pequeño Pan. 

Desde hace siglos siempre el hombre ha tratado de distorsionar la Verdad de Jesús en los seres humanos para hacerlos incrédulos, falta de fe, falta de amor y falta de caridad.  Los pastores que os dejé son tentados diariamente por la malignidad que los hace que nieguen la Verdad de lo que está escrito en las Sagradas Escrituras y que son reveladas a todos aquellos que el Bien Amado escoge para traer los Mensajes al mundo. En la Iglesia no se habla de la Justicia Divina, sino sólo del Amor, pero en las Sagradas Escrituras, está escrito y escrito está: no podréis mover ni una tilde de lo que está escrito para los tiempos venideros.  Están acercándose a ese tiempo, el que mueva o distorsione una sola letra de lo que está escrito, será borrado de la faz de la tierra.

La Virgen desde el siglo pasado os viene advirtiendo regocijaos en el Amor de Jesús, regocijaos en la Sagrada Eucaristía.  Orad, orad, orad no os canséis de orar porque vosotros no sabéis cuan grande y poderoso será lo que caiga del cielo.  Fuego y azufre caerán del cielo, noches oscuras, lodo, agua, donde el hombre no podrá arañar ni la arena, ni el lodo, ni las estrellas cuando vosotros las veáis caer.  ¿A quien vais a orar si muchos de vosotros negáis que el Espíritu Divino de Dios se mueve y lee en los corazones de cada ser humano y en un momento determinado, se los hace ver tal y como son?  Llegará un momento en que no habrá lugar donde ir a orar.

Vuestra Madre, Mis pequeños, derrama Sangre en todas Sus imágenes en el mundo entero, en las Iglesias, en los santuarios, santuarios divinos que viene trayendo la Verdad que vuestros sacerdotes ocultan, los que niegan las alocuciones Marianas.  Estas alocuciones son algo increíble, indefinido que sale por la boca de ser humano de aquellos que Él escoge para dar los Mensajes y que ni ellos lo pueden negar.  El papa, el santo padre Juan Pablo II, Mis pequeños, tuvo una visión antes de partir y se los advirtió.  Este es un secreto que vosotros no sabéis y que hoy será revelado.  El papa recibió una visión y alocuciones de vuestra Madre Amantísima, diciéndole lo que vendría para la Iglesia en este siglo que están empezando a caminar, las grandes oscuridades que bañarán al mundo y que bañarán a los corazones de aquellos que niegan la Verdad.  El papa advirtió a su curia. Creéis verdaderamente que vuestra Madre Amantísima aparece en todas partes para salvar a Su Iglesia, para salvar a los pastores que el Amado os dejó para que no sigan negando lo innegable. El les dijo que la oscuridad los envolverá dentro [la Iglesia] donde debían ser salvos, por negar la Verdad a las ovejas descarriadas que se pierden por no decirles que Maria viene recogiendo a todos Sus hijos, negros, blancos, rubios, amarillos, a todas Sus ovejas.  Ella quiere que todos se salven, no quiere que la sigan negando.  Las Lagrimas que vuestra Madre Amantísima derrama en todas Sus apariciones y la Sangre que derrama por Sus Ojos es para que el hombre crea que está ahí el Espíritu Divino al que el hombre no puede negar.

Yo, vuestro Padre Celestial, os advierto, que si no cumplís con todo lo que está escrito en las Escrituras, donde está la Verdad, muchos sereis barridos sin tiempo de arrepentiros de todo el daño que habéis causado a las pequeñas criaturas.  ¿Cuando vosotros habéis visto tantas aberraciones en el mundo?  ¡Tantos niños abusados, tantos jóvenes promiscuos, contaminados, tantos desastres naturales!  Para el hombre, es la naturaleza.  Vuestra Madre os pregunta: ¿Quien es la naturaleza?  Es Dios Mismo. 

Este tiempo es de recogimiento [Cuaresma], de confesar todos vuestros errores,  para que esa cuarta parte de la humanidad que está vaticinado que se salve puedan ser vosotros contados entre ellos.  Arrimaos, arrimaos, no a la sombra, sino a la Luz que está en la Eucaristía.  Comulgad, pero confesaos primero. 

Muy pocos han acudido a la cita con Maria, pero no es culpa de vuestra Madre o Jesús, sino de aquellos que niegan verdaderamente que aquí y en todos lo lugares donde Ella aparece, os trae el Verdadero Mensaje. Ese mensaje que la Iglesia no se atreve a dar por miedo, por cobardía y niegan que las pequeñas criaturas que Dios escoge, analfabetas Bíblicas, no teólogas,  den los Mensajes que ellos no quieren dar. 

Orad, orad por la Iglesia.  Orad por los pobres sacerdotes que quedan buenos, pero que no los dejan hablar.  Recordad siempre que el maligno esta suelto que está destruyendo los hogares, a los niños, a los jóvenes, con la droga, la apostasía, y la negación de Dios.  El anticristo esta gobernando a todas las naciones del mundo.  Orad, por que las catástrofes que se esperan no lleguen de noche. 

Os amo, pequeños.  Estaré aquí hasta que la pequeña cierre sus ojos, ella es recipiente de vuestra Madre Amantísima.  Al igual que el sacerdote es para toda la vida, el visionario es recipiente para toda la vida.  Aunque ella no quiera seguirá la pequeña criatura sirviendo como puente de amor entre todos los pobres de la tierra.  Muchas puertas se cierran como le cerraron las puertas a Maria cuando traía la Luz al mundo que vivía en tinieblas.  Hoy cierran las puertas a Maria, aquellos que no creen en sus apariciones, pero otras se las abrirán y ellos, sacudiéndose las sandalias de los que no creen, deberán seguir adelante.

Os bendigo, pequeños.  A todos los enfermos, os tocaré con las Manos de Mi pequeña. 

Ahora Me voy, pero ahora sonrío porque se que en vuestros corazones todos habeis puesto atención a los Mensajes de vuestra Madre Amantísima.  Os amo, Mis pequeños, veo muchas caras que vienen aquí desde mucho tiempo y digo bienvenidos a todos aquellos que vienen por primera vez.  Amo a todos en todo el mundo.  Amén, amén, amén.”